¿Crees que los principios son importantes para tu emprendimiento?
Hoy hablaremos de cómo los principios son la lámpara que puede guíar tu éxitos.
Tuve la grata experiencia de conocer el movimiento mundial Scout en la década del 70, yo empezaba la escuela secundaria y me topé un dia con un pequeño libro del boy scout que en muy pocas líneas trazaba un faro derrotero para la vida de cualquier joven; En mi primera reunión recuerdo escuchar la voz de mi jefe de tropa cuando hablaba de los principios del boy scout; “El scout es útil a los demás sin esperar recompensa”; aún resuenan en mi mente esas palabras y la referencia al término principios.
Mientras que los valores son expresiones axiológicas que responden a escala de criterios relacionados con lo bueno o lo mejor y solo poseen eficacia subjetiva e interpretativa; los principios son conceptualizaciones deontológicas que pertenecen por antonomasia al universo del “Deber Ser” y posibilitan la interpretación de los hechos debido a apreciaciones integrales que van más allá de suposiciones o juicios personales.
Respeto a la vida o práctica de la justicia refieren principios o parámetros que permiten medir las consecuencias de nuestra conducta y que están muy ligados a nuestra conciencia; la honestidad, responsabilidad y respeto son vocablos alimentadores que fraguan el día a día de nuestra propia conducta. En muchos casos pareciera que tenemos claros nuestros valores pero cuando fabricamos productos o proveemos servicios que violentan la salud y atropellan la vida de nuestros clientes, los principios se desdibujan o más bien se presentan contradictorios ante nuestros valores.
Cual faro en medio de la inmensidad de nuestro accionar emprendedor los principios orientan nuestro proceder y demarcan el hilo conductual de nuestros actos conscientes. Todo empresario/emprendedor de forma tácita o implícita expresa en sus intervenciones, principios que lo ubican frente a la sociedad o mejor frente a sus clientes, debido a principios que guían su proceder y le dan un sentido pleno que se expresa en sus productos/servicios y en todos y cada una de las formas como estos productos/servicios satisfacen a plenitud a sus usuarios.
La pregunta que puede surgir improcedente para algunos se erige en un tono cuasi grosero y desafiante, ¿Cuáles son los principios que rigen nuestros negocios/emprendimientos?, lo más probable es que si preguntamos esto a una centena de empresarios bien constituidos tengamos respuestas adornadas con epítetos bellos de nuestro castellano y si el mismo ejercicio lo aplicamos a 100 emprendedores noveles, sus respuestas están cargadas de incertidumbre y desconcierto; sin embargo lo tristemente concluyente y muy probable sea que en el primer caso existan composiciones bien definidas pero poco cumplidas como reza en una frase de León Tolstoi “Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de estos principios”, y en el segundo caso ni siquiera se tenga noción de la relación que debería existir entre la definición clara de los principios y el impacto nocivo de esta realidad para los usuarios de nuestros emprendimientos.
Emprender entonces requiere de principios estructurados y perfectamente delineados. Involucra visionar que el emprendimiento no solo debe cumplir con el propósito de ser sustentable o sostenible en razón de lo económico y lo perdurable; nos invita a reflexionar sobre el impacto que conlleva la dinámica emprendedora, desde que se concibe, diseña y fabrica un producto/servicio; hasta que ese socio estratégico, también llamado stakeholder que en definitiva es nuestro cliente, usufructúa lo que llevamos a su mesa y a través de su fidelidad nos expresa su sentido de satisfacción y aprobación y en otros casos nos alecciona no solo abandonándonos sino haciéndose eco de nuestra incoherencia y falta de principios.
El empresario/emprendedor del siglo XXI debe comprender que no hay cabida para lo ambiguo respecto de los principios que envuelven sus actividades; pretender engañar al socio consumidor en su condición de cliente es simplemente sumar una piedra más a la lápida de nuestra iniciativa; el comportamiento de los socios estratégicos que consumen nuestros productos hoy más que nunca presenta un sentido escudriñador y selectivo y al igual que entre cielo y tierra no hay nada oculto, en la relación costo beneficio la primera palabra la tiene el consumidor.
A manera de síntesis, todo negocio/emprendimiento sea de productos o servicios lleva implícita una relación social que involucra principios que deben lucir diáfanos desde la perspectiva del emprendedor; de esta manera podríamos complementar uno de los principios del boy scout al parodiar “El emprendedor encuentra su recompensa en ser útil a los demás”.
Emprende para ser feliz.