La mayoría de nosotros se forma en su mente un halo de expectativas que generan un cumulo de sueños, los que a su vez y a través de pensamientos recurrentes los convertimos en grandes esperanzas, que no pocas veces suelen defraudarnos a nosotros mismos cuando a través de los años los resultados nos despiertan sentimientos adversos.
Somos producto de sociedades en demasía individuales que nos han educado pensando solo en nosotros como epicentro de la humanidad, y a menudo solemos olvidar el entorno del otro como condición sine qua non del desarrollo humano; entonces cual monstruo de mil cabezas erigimos en nuestra mente sueños en la mayoría de los casos impensados y casi siempre de tinte facilista y absolutamente cómodo.
De niños a jóvenes y adultos recorremos las distancias de nuestro propio tiempo en medio de imprecisiones y ambigüedades respecto de lo que anhelamos; y es en esa dimensión temporal donde cabe preguntarnos, ¿tienen esos sueños, esperanzas y deseos tan añorados, propósitos definidos, sustanciales y tangibles?, o solo son vagas ideas que revolotean en nuestra mente día a día, pero que no están verdaderamente fraguados en el crisol de un verdadero análisis y bajo el cristal de una mirada precisa y escudríñate?
Emprender como ha dicho sabiamente Rafael Alcaraz “Es una forma de vida, basada en una lucha constante por transformar nuestros sueños en realidad”; es una palabra que supera el contenido etimológico del vocablo que inicialmente se acuñó en francés, que a su vez fue tomado del inglés entrepreneur. Esta palabra tan nombrada por todos en las últimas 4 décadas presupone para mí más allá de su contenido mediático, una filosofía de vida que trasciende actos aislados y nos ubica en el umbral de los propósitos humanos, como contenido que añade valor de propuesta a nuestra vida y la vida de nuestros semejantes.
En modo alguno cuando añoramos y formamos idearios en nuestra mente, estamos iniciando un proceso emprendedor; sin embargo, quisiera invitarlos e invitarme a mi mismo a pensar en Emprendimientos que per sé enarbolen proyectos que trasciendan el solo acto de supervivencia, necesidad u oportunidad.
Y es que lamentablemente aun las voces autorizadas en el mundo del emprendimiento de hoy, están concentradas solo en Emprender por necesidad y Emprender por oportunidad; y no es que este en desacuerdo total con estas afirmaciones; simple y llanamente es que siento que el ser humano es capaz de ir mucho más allá de estas acepciones inmediatistas y trascender con emprendimientos que involucren propósitos loables que sobrepasan las dimensiones comunes y cual Muhammad Yunus, puedan crear universos de inclusión y desarrollo, para darle cabida a propósitos universales e incluyentes que como el de su emprendimiento banco de los pobres en Bangladésh, se erigen hoy ejemplo y prototipo de emulación en distintas regiones del orbe.
Se habla y se Emprende a grandes escalas hoy en todo el mundo; es menester entonces, reflexionar sobre el gran desafío del Emprendedor de hoy que debe encaminarlo a asistir al encuentro de verdaderos objetivos para su vida aventurera y con grandes retos; descubrir verdadero sentido a los actos emprendedores involucra hoy mas que nunca, un análisis profundo y una revisión verdaderamente exhaustiva de sus propósitos.
Emprende para Ser Feliz